lunes, 8 de julio de 2013

Si van, lleven saquito

El 28 de junio pasado, María Luján Picabea publicó el siguiente artículo en la revista Ñ, con motivo de la realización de la III Feria del Libro Judío, que tuvo lugar entre el 27 de junio y el 4 de julio. Aquí se habla específicamente del idish –la lengua de los judíos centroeuropeos–, de su importancia en la Argentina y de su progresiva desaparición.

La universidad, nuevo territorio del idish

“Así como en fisiología se dice que la función hace al órgano, el desuso de un idioma lleva a su olvido”, afirma el doctor Saúl Drajer, presidente de la Fundación IWO, dedicada a conservar y difundir la historia, la cultura y los lenguajes del pueblo judío. El martes 2 de julio y en el marco de la III Feria del Libro Judío –que empezó el jueves 27 de junio y se extiende hasta el jueves 4 en la Sociedad Hebraica Argentina–, Drajer impartirá la conferencia “El ídish en Argentina: ¿en terapia intensiva o con signos de recuperación?”. Estar en terapia intensiva –dice– no significa agonizar, sino que el proceso puede hacer parte de una recuperación.

“Nuestros padres y abuelos tenían en el ídish el órgano de comunicación diaria. Los provenientes de países de Europa Central palparon en carne propia la limitación y discriminación que cotidianamente se hacía con los judíos y en el ámbito familiar y de relaciones cercanas no se usaba la lengua del país sino el ídish. Su uso era diario y para toda ocasión. La emigración a América hizo perder la noción de encerramiento y sólo lo usaron para conversaciones limitadas. Los nativos en el Nuevo Continente no precisaron de una lengua-código para comunicarse entre sí porque no eran urgidos por persecuciones abiertas. Como consecuencia de esa libertad, el uso del ídish fue decayendo”, explica el investigador. Sin embargo afirma que “después de los Estados Unidos, Europa (mucho más antes de la Segunda Guerra Mundial) e Israel, es Argentina el país que más ha contribuido con la formación académica y popular del ídish”. Para Drajer bien puede afirmarse que el ídish tiene su nuevo territorio en las Universidades del mundo, incluso en nuestro país, donde se imparte en algunas escuelas, universidades y fundaciones. “Hoy el ídish les resulta extraño a las nuevas generaciones pero algunos se acercan para rescatar el pasado o acaso volver a escuchar o leer en el idioma original las obras de tantos creadores literarios”, dice.


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