domingo, 26 de julio de 2009

La traducción es una actividad intelectual


La siguiente entrevista con Elena Marengo fue publicada, sin especificación de quién la realizó, en la revista Ñ, del diario Clarín, en su número 304, correspondiente al 25 de julio de este año.

La foto con que se ilustra el texto en este blog es de Arshes Anasal.

El traductor no es una fotocopiadora

Elena Marengo es directora de la Maestría en Traducción de la Univesidad de Belgrano y docente del Traductora del IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández". En diciembre de 2008 recibió el Segundo Premio Panhispánico de Traducción Especializada, otorgada por la Unión Latina y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Aquí habla sobre la maestría.

–¿Cuáles son los objetivos de una maestría en traducción? ¿A quién se dirige?
–La maestría fue la priemra maestría en traducción del país y está orientada hacia profesionales que, después de sus estudios de grado o de una trayectoria profesional comprobada, quieren reflexionar sistemáticamente sobre su oficio. El objetivo es actualizar y profundizar conocimientos específicos pero, además, crear un ámbito propicio al debate y la indagación sobre nuestro quehacer, las teorías en boga y el papel del traductor en la sociedad.

–¿En qué medida y por qué una maestría en traducción necesita actualizarse periódicamente? –La traducción no abarca solamente textos literarios o jurídicos: se traducen también textos de filosofía, de ciencias naturales, sociales y humanas, de medicina, de ingenieraí, etc. Después de la carrera de grado, los profesionales tienen que actualizarse permanentemente; los posgrados también. A veces hay teorías que conmueven los pilares mismos de una disciplina. Además, en nuestro caso, la evolución de las ciencias duras y blandas afecta directamente a la traducción especializada, y las nuevas técnicas obligan a incorporar temas antes inexistentes, por ejemplo, la locación de software.

–¿Cuál es el papel del traductor en la sociedad actual?
–Siempre hubo distintos tipos de traductores, pero creo que en la actualidad las divergencias se han acentuado. Los buenos traductores de ciencias duras o de ciencias sociales y humanas son cada vez más escasos según las editoriales y los organismos internacionales. Se traduce mucho, pero a menudo no demasiado bien. A veces, las empresas aplican criterios "fordistas" a la traducción, que es una actividad intelectual, y los resultados son desastrosos: el traductor no es una fotocopiadora bilingüe. Dada esta situación, en los posgrados debe hacerse hincapié en el carácter intelectual de la profesión.

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